Tampoco podía volver a casa. La policía tardaría horas buscando en mi casa la evidencia de que yo había sido quien volteó de cabeza la programación televisiva mundial, y si no encontraban nada, pondrían vigilancia al lugar esperando atraparme cuando regresara. Ya había visto demasiados programas policiales y conocía los procedimientos de la ley.
“¿Qué opinas tú, Peggy Sue?” pregunté.
Peggy Sue tosió. No le gustaba estar inmóvil, detenida en el frío. Tenía miedo de apagarla, pues tal vez ya no podría encenderla de nuevo. Entonces me quedaría sin vehículo en el poblado Shawnee sin un lugar a donde ir y nada que ver sino mis pies amputados.
No tenía familia. Mamá se había ido, así como sus padres y el Tío Mike. Además, al único pariente que conocía bien, además de Mamá, era la Abuela, y no nos queríamos uno al otro. Tenía otros tíos y tías abuelas en el área de Des Moines, pero ni siquiera conocía sus nombres.
Sharon era la única persona a quien podía pedir ayuda. Conocía a otros -colegas del Cowboy Carl’s- pero estaba seguro que los policías comenzarían a interrogarlos tan pronto como terminaran con mi casa y con el departamento de Sharon. Lo mismo para Julie “Come mierda y muere Oliver” Calloway. No había un santuario para mí en el área.
Entregarme a mí mismo a la CFC tampoco era una buena opción. Además del hecho de que no creía que fueran a respetar mis derechos constitucionales, tampoco estaba seguro de no ser culpable y tarde o temprano alguna evidencia me inculparía.
Así que sólo tenía dos posibles destinos. De alguna manera debí haberlo sabido desde el primer momento en que vi a Buddy en mi Sony.
Tenía que ir a Clear Lake, Iowa, donde él había ofrecido su último concierto. Pero mis pies estaban muy helados y Clear Lake estaba a cuatrocientas millas al noreste del puente donde ahora me encontraba. Aún con el Moonsuit, me convertiría en una paleta helada fugitiva mucho antes de llegar por el norte a Ames. Además, ¿Qué haría yo en Clear Lake? ¿Comenzar a buscar OVNIs para que bajaran a salvarme, tal como hacía Mamá?. Ya había hecho mi peregrinaje hasta allá, y no había mucho que ver. El Surf Ballroom era un edificio casi en ruinas y el campo donde cayó la Bonanza no era nada más que un campo.
La otra posibilidad era intentar llegar a Lubbock, Texas, donde Buddy había nacido y crecido. La ciudad estaba a unas cuantas millas al sudoeste más lejos que Clear Lake al noreste, pero al menos el clima estaría más cálido y cuando llegara, si llegaba…
Mucho después de la muerte de Buddy, erigieron una estatua suya frente al ayuntamiento de Lubbock, en el centro de una gran cama de flores, algo raro en esa parte del país. Podría ir a esas flores y quedarme ahí un tiempo.
Y después de hacer eso, había algo más que debía hacer.
El cuerpo de Buddy Holly había volado a Lubbock para enterrarlo el día Jueves, 5 de Febrero de 1959. Yo había visto en una fotografía de los libros de Mamá que en la lápida que después pusieron estaban inscritas estas palabras:
La tumba de la familia de Holley
AL AMADO RECUERDO DE NUESTRO BUDDY HOLLEY.
SEPTIEMBRE 7, 1936 – FEBRERO 3, 1959.
A la derecha de esas palabras había un granado de una guitarra eléctrica abandonada. Reposaba contra una columna que parecía sacada de algún templo de Apolo.
Hasta ahora no veía ninguna ventaja en hacer tan largo viaje. Los muertos, muertos están y Charles Hardin Holley no iba a regresar a la vida sólo porque pasé uno o dos días en el camino por él. Había visto fotografías de la tumba y la estatua y no creía que esos objetos hicieran por mí más de lo que las fotografías hacen. El verdadero legado de Buddy es su música, y esa puedo escucharla cada vez que yo quiera. La tecnología de los discos compactos la preservarán con una claridad cristalina hasta que hayamos desaparecido como especie, y aún entonces, esos códigos digitales sobrevivirán y le darán placer a quien tome nuestro lugar. Además, ¿Quién demonios quiere ir a Lubbock, Texas?. Es mejor ir a Topeka por una gran noche en Taco Bell.
Pero cuando quise ver The Searchers y en su lugar vi a Buddy, todo cambió.
Mi cerebro sabía que él realmente no estaba hablando y cantando dese una burbuja caliente, presurizada y a prueba de radiación sobre un satélite de Júpiter, mi cerebro sabía que alguien había concebido ese fraude y me había culpado por ello.
MI alma, sin embargo, podía sentir que Buddy había vuelto a la vida. Lo había visto y oído, y ningún actor ni simulacro generado por computadora podía hacer lo que la figura en mi Sony hacía. Él era real. Él estaba vivo.
Así que llevaría a Peggy Sue hasta Lubbock. Desquitaría mi coraje yendo primero a la estatua y después, si nadie me detenía, iría a la tumba. Descubriría por mí mismo, por mi cerebro y alma, si su cuerpo seguía ahí.
Encendí las luces de Peggy Sue y desmonté para examinar mi billetera. Mis tarjetas de crédito eran menos que inútiles, comprar gasolina con la Visa sería como revelar mi posición con una pistola de señales. Tendría que apoyarme en las monedas que tuviera.
Tenía cincuenta y ocho dólares y veintitrés centavos. Basándome en el consumo de combustible de Peggy Sue, calculé que podría llegar a Lubbock si no compraba comida y si robaba algunos billetes de máquinas expendedoras o de videojuegos que encontrase. Ya era un fugitivo federal ¿Qué diferencia haría cometer uno o dos delitos menores más?.
Antes de subir de nuevo a la moto miré al tubo de escape roto. Ringo le había arrancado casi siete pulgadas y un colmillo canino estaba bien clavado en el cromo. Quité trabajosamente el colmillo, con los guantes protegiendo mis manos del calor, hasta que salió. Lo examiné y noté que la base no era una raíz sangrienta sino un tornillo de metal.
Un dentista veterinario hubiera envidiado lo que yo había encontrado. Estaba contento de estar muchas millas alejado de Ringo y a punto de agrandar la distancia.
Guardé el diente en un bolsillo del Moonsuit y enfilé a Peggy Sue. Fue sólo hasta que giré el manubrio cuando noté lo diferente que sonaba con el tubo de escape roto. El ruido era alto y desagradable, como el de un avión de pistones.
Enfilamos hacia el sur a través del puente. Si llegaba hasta Oklahoma, compraría o robaría un mapa de carreteras. Hasta entonces, no me preocuparía por perderme. Sabía que la mejor ruta era pasar a través o cerca de la Ciudad de Oklahoma, y yo ya había estado ahí antes, visitando el Salón de la Fama de los Vaqueros durante un viaje escolar en octavo grado.
El manto de nubes ya era más grueso y la nieve comenzó a caer. No había viento, así que los copos caían directa y gentilmente ante la luz de Peggy Sue. Pasamos granjas donde hombres con cubretodos y gorras orejeras llevaban a las vacas Holstein hacia unos edificios blancos para la ordeña matutina. La mayoría de ellos me saludó con la mano.
“¡Oh boy!” grité, extrañamente contento.
Se sentía como si fuera Navidad.
SHARON
Notas sobre el paciente Oliver Vale, continuación…
2/3/89; 4:22 A.M.: Dos agentes del Buró de Investigaciones de Kansas y tres oficiales estatales acaban de irse. Buscaban a Oliver, pero Oliver nunca llegó. Tampoco fui capaz de buscarlo, ya que los agentes aparecieron justo cuando iba a salir por la puerta.
No creo que una violación de transmisiones entre dentro del rango de funciones del BIK y así se los dije. Me amenazaron con acusarme de obstrucción de justicia. Bruce comentó que si intentaban hacer eso, me recomendaría demandarlos tanto hasta que estuvieran viejos y enfermos. Eso hizo que se pusieran más abusivos aunque, a pesar de eso, fui tan cooperativa como lo permite mi ética profesional.
Cuando les expliqué que no había visto a Oliver en una semana (no me preguntaron si había hablado por teléfono con él, así que no lo mencioné) se fueron, murmurando algo sobre una cacería estatal.
Sólo puedo imaginar lo que hubiera pasado si la interrupción de Oliver/Buddy hubiera ocurrido durante la hora de más audiencia. Creo que el Gobernador habría llamado a la Guardia Nacional.
Los agentes de la BIK me informaron que algunos oficiales estaban ya en camino a la casa de Oliver. No tengo manera de saber si él se fue antes de que llegaran o si lo interceptaron en el camino. He tratado de hablar otra vez con él, pero después sonar tres veces la máquina contestadora toma la llamada. He grabado el mensaje que responde, el cual no había escuchado antes:
“Hola, soy Oliver Vale. Ahora no puedo venir a contestar, aunque probablemente marcaste un número equivocado. Si no es así, deja tu mensaje después del grito primario y te enviaré el dinero que te debo. Si eres uno de los antiguos amigos de los OVNIs de mamá, ella ya no vive aquí. De hecho, ya no vive en ningún lugar, porque ya murió, igual que Jim Morrison. La única diferencia es que se supone que Morrison está enterrado en Francia, y mamá fue definitivamente cremada en Topeka. Tal como lo estipuló en su testamento, esparcí sus cenizas en un campo cercano a Clear Lake, Iowa. Allá puedes buscarla, si quieres, pero debo decirte que es solamente un campo. Biiiip”.
Oliver necesita mucha más ayuda de lo que yo creía.
Ahora son las 4:47 A.M. Intento permanecer despierta para escuchar alguna noticia sobre él, y así poder ayudarlo si lo arrestan. Bruce, sin embargo, se fue a la cama tan pronto como se fueron los agentes de la BIK. Estoy molesta con él por eso, lo que es muy interesante porque no hay razón para enojarse. Oliver es mi paciente, no Bruce y la verdad es que no le hago ningún bien a Oliver quedándome sentada junto al teléfono. Entonces ¿Por qué me enojo con Bruce cuando hace lo correcto?.
Ira = Ansiedad + Fatiga
Puedo escuchar al hijo de puta roncando.
CATHY Y JEREMY
Esperaron en el círculo blanco que formaba la luz del jardín de Vale mientras Ringo vino a ellos con un pedazo de tubo cromado en el hocico. Movía el muñón de su cola mientras las chispas azuladas de sus ojos brillaban.
“Esperaba provocarlo” dijo Cathy, hablando en voz alta, para que la escucharan sobre las sirenas que se aproximaban. “El hecho de que huyera complica las cosas, pero podemos con eso”.
Jeremy apuntó con el pulgar hacia la carretera, desde donde llegaba un automóvil azul con luces rojas en el techo. “¡Cielos! dijo volteando hacia la casa” “La policía”.
Cathy lo detuvo por el brazo y lo miró disgustada, mientras tres automóviles más, gimientes y brillantes, aparecían por la carretera. “Aún no sabes lo primero sobre cómo tratar con los encarnados, ¿verdad?” dijo ella. Se puso las manos en la cabeza y comenzó a gritar “¡Oh Dios mío!, ¡Oliver Vale se metió con nuestra TV y trató de atacarnos!, ¡luego subió a su horrible motocicleta y se fue por allá!” apuntó al sur.
Los autos se detuvieron y las sirenas se apagaron. El conductor del primer auto abrió la puerta y salió.
“¡Por allá, les digo!” gritó Cathy.
Movie Trailer - Parece bueno
Jeremy la miró dubitativo “¿Queremos que lo persigan?” preguntó.
Cathy movió los brazos y le dio un golpe en la nuca a Jeremy. El ojo derecho de Jeremy saltó y cayó en la grava.
El oficial de policía que salía de su auto se detuvo y miró a Ringo, que aún tenía el pedazo de tubo en las mandíbulas.
“Eh, debo preguntarles”
Ringo ladró
“¡Por allá!” gritó Cathy apuntando de nuevo hacia el sur.
El gritó paralizó al oficial “¡De acuerdo!” gritó mirando a los otros tres autos. “¡Se fue al sur, va en una motocicleta!”
“¡Está armado y es peligroso!” gritó Cathy saltando.
Jeremy se puso en cuatro patas y comenzó a buscar su ojo. “Realmente no creo que queramos que estas personas lo…”
Cathy chocó con él, tirándolo al piso. “¡Bueno, vayan!” le dijo al oficial de policía.
“No se preocupe” dijo el oficial entrando de nuevo a la patrulla “tenemos autorización”. Cerró la puerta del auto y, uno tras otro, los cuatro carros regresaron al pavimento y se dirigieron al sur, con sus sirenas gimiendo mientras aceleraban.
“Me pregunto ¿autorización de quién?” dijo Jeremy, aún buscando su ojo. “Uno creería que las preguntas jurídicas deberían primero desenredarse”.
“¿A quién le importa?” dijo Cathy “sin duda de algún juez poderoso al que no le gustó que le quitaran su pornografía portuguesa. Lo que me importa a mí es que ya van tras él”.
“¿Por qué?” Jeremy vio su ojo y se arrastró hacia él.
Cathy se adelantó y tomó el ojo antes de que los dedos de Jeremy se acercaran. Jugó con la esfera blanca y azul de una mano a otra. “Por seis años hemos aguardado a que Vale contactara a loa agitadores pro-encarnamiento, para poder evitarlo y mantener el status quo” dijo “pero en todo ese tiempo no hizo nada, y hasta ahora ellos tampoco han intentado comunicarse con él”.
“Supongo que se cansaron de esperar”.
“No son los únicos” dijo Cathy “va a nevar y odio la nieve. La carne se pone fría y dura. Así que, mientras Vale esté huyendo, quiero que la policía encarnada lo siga. Si lo atrapan, nuestro problema se resolverá, y si no, su miedo o forzará a actuar. Si eso sucede, puede que el experimento de los pro-carne funcione o podremos evitarlo. Pero no habrá más problemas”. Cubrió su otra mano con sus piernas. “No más problemas”.
Jeremy se levantó. “Pero si no lo atrapan pronto, tendremos que seguirlo. En el Datsun, por amor de Dios.
Cathy negó con la cabeza. “Hasta que intente algo, sólo debemos observarlo”. Silbó y Ringo soltó el tubo de escape, moviendo la cola y le hizo una mueca de Doberman.
“Ah, mira” dijo Jeremy. “se le cayó un colmillo, veré si tengo un repuesto”.
Cathy metió el pulgar y jaló dentro del ojo de Ringo hasta que saltó. “No hay tiempo para eso” dijo mientras ponía el ojo de Jeremy en la cavidad ocular de Ringo. Ahora el perro tenía un ojo negro con un brillo azul y otro azul de pupila negra.
Jeremy se golpeó su propia cavidad ocular con la mano “¡Argh!, ¡voy a marearme y a caer!”
“Entonces quítate el izquierdo también” dijo Cathy. Levantó el pedazo de tubo y lo acercó a la nariz de Ringo. “¡Síguelo Ringo!”.
El Doberman olisqueó, dio unas vueltas, volteó al sur y tomó la carretera.
Cathy se levantó. “Eso es todo lo que podemos hacer por ahora. Dudo que Vale encuentre alguna manera de llamar a nuestros equivocados hermanos sin regresar aquí, y en ese caso lo detendremos”.