Bradley Denton es un autor estadounidense nacido en Towanda, Kansas, en 1958. Asistió a la Universidad de Kansas y se graduó en Astronomía y Lenguaje. Es escritor de ciencia ficción y comedia negra entre otros géneros en los que ha incursionado. Su primer trabajo publicado se llamó "The Music of the Spheres" ("La música de las Esferas") publicado en la revista Fantasy & Science Fiction en marzo de 1984.
Algunos de sus trabajos más conocidos son "Blackburn", "The Calvin Coolidge Home for Dead Comedians", "A Conflagration Artist", "Wrack & Roll" y "Buddy Holly is Alive and Well on Ganymede". Denton se mudó de Kansas a Austin, Texas, junto a su esposa Barbara en 1988.
Juan Manuel Olivares Ojeda
Juan Manuel Olivares Ojeda, estudió Publicidad en la UANL de Monterrey, México, se ha desempeñado como diseñador gráfico y fotógrafo. Fanático de la música rock, del período 1954-1998, así como de los comics, la astronomía y la historia. Admirador irredento de Ray Bradbury, Buddy Holly, Carl Sagan y Debbie Gibson (sound strange he knows). Casado y con dos hermosos e inteligentes hijos. Ha pasado varios años traduciendo del inglés como hobby.
Buddy Holly está vivo y sano en Ganímedes
Mamá no escribió los detalles de las siguientes veinticuatro horas, tal vez porque pasó la mayor parte del tiempo anestesiada. De lo que estoy seguro es que eventualmente se dieron cuenta que yo no saldría de manera normal e hicieron una cesárea.
Me sacaron al aire en la tarde del Martes 8 de Diciembre de 1959. Eso no me hizo feliz. Lo único bueno fue que ahora podría escuchar algo más aparte de "Heartbeat". Mi certificado de nacimiento me nombra como Oliver C. Vale. De acuerdo al Volumen II, Mamá ya había elegido mi primer nombre e inicial (no es una palabra completa) y mi abuela le mintió al hospital acerca de mi apellido, que nada tiene que ver con Jerry Vale. Es "Vale" como en "Valley of tears". No es necesario decir que crecí enojado contra mi abuela por hacer eso.
Buddy cantaba "Everyday" en la sala mientras yo estaba en la recámara poniéndome un suéter y cambiándome los pants por unos jeans. La canción no sonaba bien sin la celesta, pero como una celesta es probablemente difícil de encontrar en Ganímedes, Buddy intentaba crear el sonido pulsando las cuerdas y casi funcionaba.
Decidí no quitarme los tenis Nike ni ponerme botas, no quería perder el tiempo con las cintas. Sharon Sharpston, quien estaba convencida de que yo era el equivalente mental de las galletas saladas molidas, se preocuparía si yo me tardara demasiado en salir de algún lugar. No había otro camino, sino salir a la noche fría metiéndome en mi mono traje lunar Moonsuit, que colgaba del gancho como si fuera la piel de un criminal alienígena.
El overol azul relleno de plumas de ganso fue un regalo que Mamá me dio en 1983, justo un mes y nueve días antes de su muerte. Ella cosió la palabra "Oliver" con hilo rojo sobre el pecho izquierdo. La sílaba "Oli" ya había desaparecido, pero el "ver" estaba intacto.
Me aseguré de que mi cartera y las llaves siguieran en el bolsillo izquierdo y que el control remoto de la cochera estuviera en el derecho, quité el Moonsuit del gancho y salí afuera. Después de subir el cierre, me sentí caliente e invencible. Si los Hombres G de la CFC vinieran por mí, simplemente envolvería a cada uno en un enorme abrazo y lo aplastaría hasta matarlo.
Caminando como un oso en sus patas traseras, regresé a la sala y vi a Buddy aún cantando "Everyday". "Adios Papá" dije" Te veo allá con Sharon ¿ok?".
Buddy movió la cabeza. Dado que él ya estaba allá en primer lugar, no me sorprendía.
Caminé como oso hasta la lavandería y abrí la puerta del garaje. Encendí las luces mientras entraba y ahí, en toda su belleza terca y superior me esperaba Peggy Sue.
No sé cuantos hombres adultos bautizan abierta o secretamente a sus motocicletas con nombres femeninos, pero apuesto mi SkyVue a que son millones. Peggy Sue es una motocicleta negra Ariel Cyclone 1957 de 646 cc, y la amo tanto como le es posible a un hombre amar una máquina, lo que es bastante embarazoso. A diferencia de mis otras posesiones, ella no fue fabricada en Japón, sino en Birmingham, Inglaterra.
La compré en Julio de 1982, tres semanas después de que Ready Teddy, mi perro de orejas caídas, escapara y fuera aplastado por un traxcavo. La moto estaba en el jardín de un viejo con un letrero de "Se vende" pegado en los manubrios, y excepto por el hecho de que el emblema oval de Ariel se había caído del tanque de gasolina, por lo demás estaba en muy buen estado. La compré por ochocientos dólares a los dos minutos de verla. Mamá estaba furiosa conmigo por gastar dinero en mi propia muerte, así fue como lo dijo, pero yo sabía que había hecho lo correcto. SI Peggy Sue se estropeaba, podría arreglarla, no como el pobre Ready Teddy, quien se había ido a la Tierra de los Espíritus casi instantáneamente. Si sucedía que yo estaba sobre Peggy Sue cuando esta se estropeara… bueno, al menos uno de los dos tendría otra vida.
Menos de un mes después de comprar la motocicleta, yo estaba mirando los libros sobre rock’n’roll de Mamá y redescubrí que Buddy Holly había tenido dos motocicletas en su corta vida. La primera había sido una Triumph que había adquirido poco después de ver como Marlon Brando y Lee Marvin se sacaban las tripas uno a otro en "The Wild One". La segunda fue una moto que compró en Dallas en 1957 o 1958 y que montó hasta Lubbock. Era una Ariel Cyclone 646 cc .
Esta evidencia también demostraba que mi vida estaba inexorablemente ligada a la de Buddy. Mamá parecía desaprobar menos a Peggy Sue una vez que le mostré los párrafos relevantes. Ni ella –especialmente ella- podía dudar del Destino.
Mientras montaba sobre Peggy Sue en la noche de la resurrección de Buddy, recordé algo que había pensado muchas veces, que ésta no era sólo una moto como la que Buddy había tenido, sino que era la moto que había sido de Buddy. Es muy posible. El título de propiedad no es el original, pero está impreso en el estado de Kansas en 1980. De acuerdo a esto "Trabajos Boog Hog en El Dorado" compró a Peggy Sue de una fuente desconocida, la reparó, cambió el título de propiedad y se la vendió al viejo a quien yo se la compré. Antes de llegar a El Dorado, pudo haber estado en cualquier lugar.
Al igual que la verdadera identidad de mi padre, la historia de Peggy Sue es probablemente muy fácil de investigar… pero una fuerte creencia en la complejidad del Destino es siempre más confortante que el azar, es un hecho. Es por eso que Mamá prefería creer en Atlantis y en Ovnis en lugar de cualquier otra cosa.
Cerré la lavandería, saqué unos guantes de los bolsillos del Moonsuit y me los puse en las manos. "Estoy listo para rodar" dije con forzada alegría mientras me aproximaba a Peggy Sue. "¿Qué tal tú?"
La respuesta de Peggy Sue fue negativa. Después de quitar del manubrio el casco blanco y ponérmelo, levanté el asiento de piel, abrí la válvula de combustible, giré la llave y pateé la palanca de encendido, pero lo único que logré oír fue cómo tosía. Peggy Sue, con todo lo hermosa y significativa que es, puede resultar una gran perra en clima frío. De hecho, puede ser una gran perra en clima cálido también. Cualquier cosa fabricada en 1957 en ocasiones falla –ahí está Julie "Come mierda y muere Oliver" Calloway para demostrarlo- pero Peggy Sue a veces parece llevar el disfuncionamiento a los niveles de arte fino.
En esa noche en particular, la noche en que debía ir a ver a Sharon antes que la CFC me atrapara, Peggy Sue estaba especialmente petulante. El tanque de combustible estaba lleno y cada una de sus partes cruciales estaba en su lugar, pero a ella no le importaba. Patada, tos, patada, tos, patada, urgh, patada, escupitajos. Después de diez minutos de esto ya estaba listo para regresar a la sala y preguntarle a Buddy si tenía alguna idea sobre lo que la Ariel Cyclone deseaba.
Pateé la palanca de encendido de Peggy Sue varias veces más y entonces me detuve, alertado por el sonido de alguien que tocaba en la puerta de mi cochera. El sonido se parecía al que se produce al golpear el convertidor del Sky Vue.
La fría mano del terror se cerró en mi corazón. Las Autoridades venían por mí. Yo no sabía si eran municipales, estatales o Federales, ya estaban aquí. Sharon y su abogado de la ceja mutante ya no podrían ayudarme.
"¡Yo no lo hice!" grité "Lo juro, ¡no soy un genio de las computadoras!, ¡estoy tan sorprendido como ustedes!, ¡De verdad!". Como tenía puesto el casco mi voz sonaba como si gritara desde adentro de una caja de Quaker Oats.
Del otro lado de la puerta de la cochera algo comenzó a gruñir y una enojada voz femenina gritó "¿Por qué te metes con nuestra TV?"
"Sí, ¿por qué?" gritó una voz masculina, armonizando con la otra.
BUDDY HOLLY ARIEL CYCLONE
La mano en mi corazón apretó más. Los de afuera no eran las Autoridades, sino mis vecinos, los que tenían el Doberman tamaño vaca. Los gruñidos significaban que habían traído a su bestia con ellos.
"A Oliver Vale lo llevaron a prisión", grité, "¡aléjense y déjennos hacer nuestro trabajo!. ¡Estamos buscando huellas digitales y aparatos sospechosos!"
El gruñido se hizo más fuerte y la puerta de la cochera tembló mientras mis vecinos trataban de abrirla. Deseaba poder recordar sus nombres, o al menos la manera como se veían.
"¡No salgas con eso!" gritó la voz de mujer "¡Te hemos oído encender la motocicleta!, ¡sabemos que estás ahí!"
"¡Sí, ahí estás!" enfatizó la voz masculina.
"¿Puedo preguntar quienes son ustedes?". Grité.
"¡Sabes muy bien quienes somos!, ¡Somos tus vecinos Cathy y Jeremy y trajimos a Ringo con nosotros, así que no intentes nada o te arrancará las bolas!".
"Uh… sí, te va a atrapar" dijo la voz masculina. Jeremy estaba menos entusiasmado que Cathy acerca de arrancar bolas.
Bajé de Peggy Sue y me aproximé a la puerta de la cochera. "Escuchen" dije lo suficientemente fuerte para que me oyeran sobre los ladridos de Ringo. "Sé que Buddy mencionó mi dirección, pero no tengo nada que ver con lo que le sucedió a su TV. También le pasó lo mismo a la mía y, al igual que ustedes, tampoco me gusta. Como un dueño de antena parabólica -¡maldita sea!- simpatizo completamente con ustedes".
"¡Claro!" dijo Cathy "¡Eso me hace sentir mejor por perderme el Campeonato Mundial de Curling!".
"Creí que íbamos a ver el canal pornográfico de Portugal" dijo Jeremy.
"¡Cállate!" Gritó Cathy.
Vi mi oportunidad. "¡Qué bonita pareja son!" dije "¡Me dan ganas de reportarlos con Bill Willy!". El infame Reverendo William Willard de Oklahoma era, entre muchas otras cosas, el líder de los Derechistas de Kansas contra la Pornografía (DKCP), él y sus "Brigadas del Pequeño David" eran famosos por molestar a los consumidores del sexo tanto en sus casas como en sus lugares de trabajo. Una vez, en 1982 arregló que lo invitaran a un funeral porque dos de los empleados habían sido acusados de desnudar totalmente los cuerpos. Mamá, por razones desconocidas, le envió un billete de cinco dólares a Billy Willy después de este incidente.
Hubo silencio durante un momento (incluso Ringo dejó de ladrar) y entonces Cathy dijo, con una voz más calmada "No es necesario llamara a nadie Sr. Vale, creímos que usted era el responsable del problema con la TV ya que su nombre fue mencionado y se sabe que usted es hábil con los electrónicos. Lamentamos haberlo molestado, Ven Jeremy. Ringo ¡maldición, camina!".
Escuche cómo sus zapatos y patas se alejaban en el piso de grava. Mi treta había funcionado. Nadie quería meterse con Bill Willy.
Regresé con Peggy Sue me ocupé de la válvula, monté sobre ella y traté de volverla a la vida de nuevo. Esta vez, escupió por treinta o cuarenta segundos antes de que me diera cuenta que ya se estaba moviendo, o casi. Mientras se calentaba, revisé la cadena y la lubricación y decidí que la máquina me llevaría probablemente sin problemas durante las doce millas que me separaban de la casa de Sharon Sharpston.
Encendí las luces y la puse en la primera velocidad, di unas vueltas y la dejé salir por la puerta de la cochera. Casi se apagó cuando quité la mano del acelerador y le di unas palmaditas en el tanque para que se recuperara.
Presioné con mi dedo pulgar en el bolsillo derecho del Moonsuit para activar el control remoto de la puerta de la cochera y el aluminio blanco comenzó a elevarse como si fuera el casco de una nave espacial. Ese pensamiento me trajo otro a la mente y me pregunté cómo había hecho Buddy Holly para llegar a Ganímedes, en primer lugar.
Hubiera pensado más tiempo en eso, pero descubrí, mientras la puerta se abría y dejaba pasar la luz amarilla, que Cathy, Jeremy y Ringo habían regresado al escuchar el ruido del motor de Peggy Sue.
Aunque Cathy y Jeremy estaban cubiertos con sacos y gorras, pude ver que eran una atractiva pareja de blancos anglosajones protestantes en sus cuarentas. Cathy era más alta que Jeremy, pero aparte de eso, no noté ninguna otra de sus características físicas. Yo estaba muy ocupado mirando a Ringo.
El Doberman era tan alto como los manubrios de Peggy Sue y usaba un collar de cadena galvanizada del tamaño adecuado para un aeroplano. Sus orejas se paraban, sus ojos brillaban y su labio superior mostraba unos colmillos que se veían blancos y fuertes de tanto morder incontables fémures.
"¡Muy bien Vale!" gritó Cathy "vas a arreglar la TV o nuestra parabólica o lo que hayas descompuesto ¡y vas a hacerlo ahora!, ¡no nos asustas y tampoco Bill Willy!".
"¡Es cierto!" añadió Jeremy.
Me mojé los labios, con gusto hubiera ido con Cathy y Jeremy para hacer lo que pedían. En circunstancias normales, hubiera pensado que si el golpear con la perica funcionaba para mi SkyVue, funcionaría para su más conocido modelo. Pero no eran circunstancias normales. No había nada que yo pudiera hacer por ellos y no tenía tiempo ni para hacer algo por mí mismo. Debía llegar con Sharon antes de que alguien con placa viniera a llevarme a un menos confortable.
"¡Quítense de mi camino!" grité "¡Debo ver a una psicóloga en Topeka!".
Pise el embrague de Peggy Sue y tiré del acelerador y –cosa rara- ella rugió y saltó adelante, rechinando su rueda trasera en el piso de cemento con un sonido que parecía el gemido de un banshee. Cathy, Jeremy y Ringo saltaron hacia un lado y la Ariel y yo salimos hacia la oscuridad directo a la Tierra de los Espíritus.
Cuando tocamos el piso, cambié a la segunda velocidad y con mi mano presioné el control remoto de la puerta de la cochera. Miré atrás y pude ver que la puerta bajaba antes de que Cathy o Jeremy pudieran entrar, lo que me puso feliz, hasta que noté que Ringo no estaba con ellos. Por un momento temí que el perro se hubiera encerrado en la cochera pero entonces en la luz que salía del faro trasero de Peggy Sue vi una masa negra que corría tras de mí.
Miré hacia el frente y aceleré a Peggy Sue sobre el pavimento de la calle 163 Southwest, sin preocuparme por el tráfico, pero no iba lo suficientemente rápido. Mientras volteaba a la izquierda para dirigirme a Topeka, las mandíbulas de Ringo se clavaron el tubo izquierdo de escape.
Peggy Sue y yo comenzamos a detenernos, el manubrio giró a la izquierda y yo vi pedazos de vidrio verde brillando en el asfalto. Grité y mi voz sonó como la de un becerro a punto de ser sacrificado. Mi mano izquierda soltó el manubrio y golpeó el pavimento, pero la derecha apretó el manubrio y sostuvo la máquina. Mis ojos chocaron con los de Ringo y vi que no eran como los de cualquier otro perro, Eran negros, como piedras facetadas con brillos azules en el centro.
Los colmillos del Doberman mordían el tubo de escape como su fuera masa para pizza.
Las yemas de mis dedos rasparon el pavimento.
Entonces todo, Ringo, el tubo mordido, el vidrio en el asfalto, mi brazo dentro del Moonsuit, comenzó a brillar intermitentemente con una luz escarlata.
Ringo mordió el neumático de Peggy Sue, levantándola por el aire y haciéndome girar de nuevo. Mi cabeza se alejó del perro y del pavimento y vi un auto con luces rojas sobre la colina que está a un cuarto de milla. Venía directo hacia mí.
Mi mano izquierda apretó el embrague y la derecha se posó de nuevo en el acelerador, el rugido de Peggy Sue se impuso mientras escuchaba las sirenas. El primer auto fue seguido por un segundo, un tercero y un cuarto. El camino hacia Topeka y hacia Sharon estaba bloqueado.
Gruñendo, Ringo bajó la rueda en el pavimento. Cuando lo sentí, solté el embrague, aceleré y acomodé la moto para dar una vuelta en U. El Doberman me asustaba, pero las cuatro patrullas me asustaban más. No sabía si eran oficiales estatales, comisarios, patrulleros o agentes de la CFC y no me importaba. Iban muy rápido e iban a perseguirme o atraparme. Me es difícil tratar con la Autoridad.
Peggy Sue coleó por un momento, como si tuviera puesto el freno, entonces se liberó y salimos disparados como un misil. Medio minuto después, mientras corría a ochenta millas por hora, me arriesgué a mirar por el espejo retrovisor. Las luces rojas me perseguían pero estaban más lejos de lo que yo creía. Se habían detenido en mi cochera sin saber quién era el tipo de la motocicleta. Ringo no estaba a la vista.
Puse tres colinas entre la policía y yo, reduje la velocidad a cuarenta y apagué las luces. Entonces nos salimos del camino y por poco caemos en la cuneta, pues casi no la veía. La noche se ponía nublada y, si había Luna, estaba escondida.
"Haz lo que la Luna" me dije a mí mismo y avancé por el camino de grava y lodo hasta que estuve seguro que la Autoridad y sus sirenas no me encontrarían.
Me detuve bajo la ramas desnudas de un nogal que estaba junto a un puente bajo incrustado de hielo y dejé a Peggy Sue en marcha lenta mientras trataba de pensar. Sentía los pies helados y deseaba mejor haber elegido las botas para viajar con Sharon.
Ya no podía renunciar al viaje. Estúpidamente le había dicho a Cathy y a Jeremy que me urgía ver a mi psicóloga y, aunque las autoridades no interrogaran a mis vecinos, seguramente ellos investigarían a Sharon tan ponto como encontrara su número pegado en mi teléfono.